miércoles, 3 de marzo de 2021

 

Los ojos vierten como hacia a ángulos olvidados los vestigios del alma. Tanto tiempo dando por supuesto todo lo entredicho, que tardé en escribirte aunque te pensé una y otra vez. El tiempo no es salvación. No mira por dentro. No lo pienso. Y me acuerdo de los ladrillos de los hospitales que de pequeño visité. Ojos que se pierden en la noche. Cuando son tuyos ¿Qué son? ¿Quién los encontrará? Y que hará con ellos. ¿Qué son los tobillos que tiemblan  bajo un cuerpo cuando se sabe que en un futuro no lo sostendrán? 

A ella le sorprendió el ruido en la noche oscura, entre lamento y lamento incomprendido de un largo sueño por nadie pensado, y por ella ya olvidado. Sangre y sombras que han de volver a arder. Miseria, café, largos tragos y amor.



miércoles, 17 de febrero de 2021

Megacuarenteno, superhéroe murciano del confinamiento, casi camino de un año

 

Los proyectos se inician solos en un momento dado, siempre reconocible,  pero nunca se saben cuando acabaran. Las aventuras de Megacuarenteno, autoproclamado superhéroe murciano del confinamiento,  aparecieron el primer día de encierro en Murcia, en marzo de 2020, e iban a finalizar en el verano de ese mismo año. Sin embargo han continuado. Y la magia de no estar atadas a ninguna obligación hace que puedan seguir vivas de alguna manera sin más limitación que su propia continuidad. Una de las bondades de estos extraños tiempos de internet. ¿pero quien es Megacuarenteno? Una personica que ejercía labores de informático antes de los tiempos de que los covides invadieran Murcia e instaurasen su capital en Monteagudo ¿Os imagináis a una personica que ante la propia impotencia de la situación que ve desde la terraza de su casa durante el primer confinamiento, decide salir a la calle con un traje de superhéroe?  ¿pero con que poderes cuenta este superhéroe? Si tenéis la ocasión, y os lo encontráis en alguna aventura luchando junto a sus amigos: limoncier y la araña Marlene contra los covides, o lo veis en algún bar tomándose una pinta (esto último es más probable), yo os diría que le preguntéis por cuales son sus verdaderos super poderes ;)

miércoles, 12 de agosto de 2020


El aire del verano y las fuerzas opuestas. Si me lo llegaran a decir hace unos meses. Lo terrible apesta todo, y pese a cerrar las ventanas te sientes indefenso. Hay quien piensa que la muerte, invisible camina a su lado. Y tú, torpe sombra que has venido conmigo, y te has perdido en tus propias palabras, el castigo es nuestro aliento surcando un hueco que no culminara. Estos grandes saltos en busca de hazañas, han acabado por desgastarme, indefenso ante el teléfono en las noches rotas. Las horas sucias y el hedor asfixiante de las heridas remojadas. Mis faltas de ortografía, mis falsas pasiones. La avaricia, la puta avaricia incontinente. Y sus delirios. Como no pensar que el espacio que ocupo no es más que una agrupación de materia orgánica sujeta a una conexión delirante de artilugios pretenciosos. Como follar con muchas, y llenar de pequeños salvajes sedientos de las mismas preguntas los próximos años. To pa na. Como decía mi amiga italiana que era su frase favorita en español. Como dormir a pierna suelta y no acordarme de ti. No acordarme de mí.  Como sería no tener nombre, no ceder ante el ego, ante la montaña rusa que abala nuestras pretensiones, como ese tiempo innato que había antes de nacer ¿Que recuerdas? ¿Oscuridad tal vez? Incluso querer rellenar el vacío con el color negro es egocentrismo puro y duro. Y más aún querer rellenar los huecos de la carne y el alma con sustancias complacientes. Aún así, en esta noche seguimos aquí.

martes, 19 de mayo de 2020

Nunca lo vi más claro hasta que no tuve nada delante. La ausencia de deseo. El amor es como una avaricia desmedida. Solamente cuando se deja ir se comprende. La piel libre, sedienta y desenfrenada, como caballos que recorren un puente sobre un abismo, inconscientes pero decididos. Arrasaran con todo. La ciudad por muy grande que sea no tiene nada que hacer, ante la inmensidad del plano del corazón que late solitario elevándose sobre el naufragio. Y de todo esto llegará un momento en el que solamente podrás suponer, y aunque al principio dolerá, con palabras que es difícil expresar, luego aprenderá a vivir contigo. Y la paz emanará del silencio, por encima de todos los domingos hundidos. Somos lo que tiene este momento, lo que entretiene a la muerte. Dejar pagadas misas, por años, decorado de asfalto sobre la herida desnuda. Triste basura masticada de tibias de alfabeto. El hombre y el viaje. La pluma que se desliza fría y lenta sobre la rugosidad del papel, y el miedo a la página vacía. Tocar el norte con los dedos, soñando el sur con los labios. Y el olvido que ha sembrado trozos de nosotros, como cristales que se difuminan en la noche infinita.

martes, 17 de marzo de 2020

II 
Estremecido cuando tiene.
Todo Cuanto fuimos ya fue vivido.
Pienso en calma y siento tu mano. Cristales de memoria. La obligación, y el interior de las habitaciones. Trayectoria del pájaro oscuro, que en su hueco de refugio atraviesa la dermis y se hace tuyo. El pecho calentito. Trigo y huevos. Las caricias de los cuerpos, los bares. Todo lo que hecho en falta. El cielo se ha estrellado en un barril, y escribo mi nombre en un documento en negrita que me piden del trabajo. Y que nadie leerá. Como me gustaría soñar sin mí. Libre de aposentos, de reclusiones subrogadas. Ser el aliento de la esperanza, y no la llave de la lagrima seca. Sin zapatos y sin correo me siento más bajito. Desde su estrella él la escuchaba, y ella susurraba bajo la luna mientras el cochero agitaba los caballos en la noche. La noche estremecida, moldeada artificalmente como un sostén indefinido el cuerpo rendido a la evidencia. Y todo ese silencio, las palabras de mamá. Que lejos está. Sangre y metal. No te rindas, no dejes de luchar contra el suave murmullo de la derrota. La ausencia de dolor no es energía para un corazón, leña de un destino compulsivo que se agota en el vacío. Y mi cerebro se despeja del refugio bajo tierra, y anhela, desea. Cuanto me agradaría volverte a ver. Mirar las flores y la tarde con esa luz intensa que todo lo rebaña. Y sin embargo, esta realidad inoportuna. La máscara de los huesos, la ilusión un millón de veces vivida del bombeo de los pulmones, y la pretenciosidad, enérgica, suave de este cuerpo, que ser algo más que espacio ocupado en su recorrido final. El gemido y las bacterias, todo aquello que no vemos pero nos órbita. Nos limita, y nos define. En las entrañas, gentilezas propias del ciclo minimalista de la respiración. Las caricias no te salvaran, porque no vuelven a la mano cuando estas solo. Cuando todo, repentino y quieto se hace eco de ti. Y volar de un salto de página a otro. Perdonar ya no quiero, porque no guardo resentimiento. Me da igual. Años atrás, perdí casi todo,hasta el odio. Que también se fue. Y a pesar de las almohadas acolchadas, de las mujeres fumando, sigo encontrando colillas en el suelo de mi habitación. Y con todo ese dinero, tu cráneo se puede considerar cabeza de un esqueleto afortunado. Un ser a media luz, ya vivido, ya pensado, reciclado y de espíritu reciclado, pero luz única blanca pura y sencilla. Y tú En tu terraza inmaculada, con olor a a azahar, mientras lees una revista en la noche de verano, y no te das cuenta de la salamandra con sus oscuros acuosos ojos almendrados te observa, te circula en la distancia y devora regiones asoladas de mosquitos y arañas ponzoñosas en pro de tu beneficio. Si yo te volviera a ver, sin duda te volvería a esquivar, aunque me dañara, de nuevo, recursiva e irremediablemente por dentro.